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Mucho trabajo y mucha visión de futuro. Quizá estos dos términos son los que mejor definan al diseñador Pierre Cardin que, sin género de dudas, es el diseñador mejor pagado del mundo. ¿Hay algo que no fabrique Pierre Cardin? La respuesta es no. Y además, todos sus productos van impregnados en una manta de lujo y glamour.
Este hombre nacido en Italia, aunque de origen y nombre francés lo ha revolucionado todo. Es el creador, entre otras muchas cosas, de la moda unisex y del pret-a-porter. Por cierto, que esta última le valió la expulsión de la Chambre Syndicale de París, un club exclusivo que reunía a los modistos de alta costura y que pensaron que eso de la pret-a-porter, es decir que la moda se pudiese fabricar en serie era demasiado atrevimiento.
Nació en 1922 y se fue a vivir a París con 23 años donde estudió arquitectura. Luego se le despertó la vocación por la moda y trabajó en algunos de los más prestigiosos talleres de la época como Paquin, Schiaparelli y Christian Dior. ¿Cómo se decidió a crear su propia marca? Pues solicitó un puesto en Balenciaga y como lo rechazaron hasta tres veces no se lo pensó más y decidió su camino en solitario. Un camino que se ha convertido ya más bien en una auténtica leyenda.
Y de inmediato empezó a destacar porque tenía y tiene un aire visionario. Siempre andaba por delante de la competencia gracias a sus diseños futuristas. Siempre líneas rectas y limpias, como un arquitecto de la moda. En ninguna de sus creaciones ha puesto un adorno innecesario. Seguramente tú también te acuerdos de sus vestidos burbuja, auténtica sensación.
Nunca ha dejado a nadie indiferente porque todo lo que ha creado siempre era y es muy funcional. Y poco a poco fue creando diferentes productos y diferentes marcas, ya no tan sólo moda, sino también relojes, perfumes… Toda esta vertiente creadora le ha llevado a diseñar vajillas de porcelana y a principios de los años 70 del pasado siglos incluso diseño los interiores de los vehículos AMC Javelin. Y ahora su nombre también está en la ropa de cama, en las toallas, en los paraguas.
Su espíritu inquieto le llevó en 1978 a firmar contratos con la extinta Unión Soviética, el único en el mundo de la costura que se “atrevió” con un país comunista. Luego, cinco años más tarde también abrió el primer restaurante de Occidente en China: Maxim’s. Y ahora, claro, tiene un verdadero imperio.
Este imperio está presente en cien países y da empleo a más de 180.000 personas en unas 700 fábricas que están repartidas por todo el mundo. El nombre de Pierre Cardin está inscrito en más de 700 productos.